Hoy tomamos el relato de un caso real para contarles. Este caso no es de una organización que no tenía en cuenta una Estrategia de Comunicación. Es aún peor. La tenían, pero no sabían (no saben) cómo llevarla a cabo. Porque la decisión no sólo está en tener un profesional que lleve a cabo la Relación con los Medios, la clave radica en que esta relación sea efectiva y en que la dirección de quien quiere comunicar sus servicios o productos esté alineada a esto. Aclaramos que por cuestiones de ética profesional no revelamos el nombre de la organización en juego, ni del periodista que nos contó el caso. Confidencialidad, se le llama.
"Esto me sucedió hace un tiempo. El contacto fue con una ONG muy importante y prestigiosa, que hace un trabajo realmente de impacto para la sociedad. Como periodista de una revista también de prestigio le pedí una nota para difundir justamente ese trabajo. El coordinador de prensa, voluntario, tenía un problema personal, a lo que en cada consulta mía para realizar la nota derivaba el cuestionario al presidente de la ONG. Yo no tenía respuesta de parte del presidente y el coordinador de prensa, absorto en sus problemas, perdía el rastro de mi pedido. Yo les enviaba mails sin respuesta y, como tenía tiempo para presentar esta nota, les dí la oportunidad y lo llamé nuevamente dos meses después. El coordinador admitió tener problemas personales y prometió encargarse de solucionar el tema. Un mes después, y ninguna novedad. Volví a llamar, el coordinador me dijo que ahora sí o sí iba a tener la respuesta al cuestionario, que por favor se lo enviara nuevamente, lo que hice ya de bastante malhumor. Diez días después, nada. Habían pasado casi cuatro meses del primer contacto y varias notas en el medio... Mi último contacto fue más que claro: La política de comunicación de la ONG es horrenda y si no tenían intenciones de darme la nota, me lo hubieran dicho en su momento y no me hubieran hecho perder tiempo, energía y quedar fatal con mis editores".
En síntesis: la ONG se quedó sin la oportunidad de difundir su propuesta en un medio porque su comunicación la lleva adelante un voluntario, el que puede poner todo su esfuerzo pero, en definitiva, prioriza otras cuestiones más urgentes e importantes de su vida profesional y personal. Y sus responsables tampoco entienden la importancia que tiene responder a la demanda de un medio. Esto muestra que una estrategia de comunicación no sólo es necesaria en una gran empresa, sino –y hasta más aún—en una pequeña compañía o incluso en una organización no gubernamental, ya que para estas últimas los medios son un aliado imprescindible para difundir su tarea y, en consecuencia, posicionarse de cara a obtener el financiamiento que tanto necesitan y muchas veces tanto les cuesta conseguir.
jueves, 4 de septiembre de 2008
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