Ya estuvimos hablando en este espacio de la importancia de la comunicación en el mundo actual. Y la política es uno de los ámbitos en los que más antiguamente se ha dado este fenómeno (la prolífica obra escrita de Sarmiento con su premisa de “civilización vs. barbarie” o los filmes realizados durante el régimen de Hitler, son distintos pero claros ejemplos de esta antigüedad). Así que hoy quisimos conocer al Jefe de Medios de Barack Obama, en uno de los países más mediáticos y observados del mundo, dentro de una de las campañas electorales más emblemáticas (y entretenidas) de la historia de este país.
Su nombre es Robert Gibbs. Y se enfrentó y enfrenta con grandes desafíos en este puesto. Quizás los más relevantes hayan sido romper con la era demócrata de los Clinton y poner en el camino a la presidencia de Estados Unidos a un hombre mulato, hijo de un africano.
Dice un medio norteamericano que el próximo enero de 2009, este hombre podría asegurarse uno de los puestos mediáticos más visibles en Estados Unidos, o bien, desvanecerse en la oscuridad.
Lo cierto es que en esta fase crucial de la campaña, Gibbs se ha convertido en el principal intermediario de Obama con los medios. Ha ganado su puesto con creces. Muy joven para tal responsabilidad (sólo tiene 37 años), lleva en sus espaldas el trabajo de modelar el mensaje del candidato, responder al intenso asedio de los medios (locales e internacionales) y salir al ruedo cuando lo que se reporta no los beneficia. O cuando la competencia ataca, por supuesto, a través de los medios.
Oriundo del estado de Alabama, Gibbs se desempeñó como director de comunicaciones de la campaña senatorial de Obama en 2004 y asumió un trabajo similar en la carrera presidencial. Por más de un año, ha viajado con el candidato, tratando de mantener a su jefe al día con los medios de comunicación.
Los periodistas y analistas norteamericanos aseguran que si Obama gana las elecciones, Gibbs podría convertirse en la persona detrás del podio de la sala de prensa de la Casa Blanca… trabajo complicado si los hay.
Mañana, veremos el otro lado de la historia: El beneficio que la imagen de la gobernadora de Alaska le ha dado al candidato republicano, John McCain.
Su nombre es Robert Gibbs. Y se enfrentó y enfrenta con grandes desafíos en este puesto. Quizás los más relevantes hayan sido romper con la era demócrata de los Clinton y poner en el camino a la presidencia de Estados Unidos a un hombre mulato, hijo de un africano.
Dice un medio norteamericano que el próximo enero de 2009, este hombre podría asegurarse uno de los puestos mediáticos más visibles en Estados Unidos, o bien, desvanecerse en la oscuridad.
Lo cierto es que en esta fase crucial de la campaña, Gibbs se ha convertido en el principal intermediario de Obama con los medios. Ha ganado su puesto con creces. Muy joven para tal responsabilidad (sólo tiene 37 años), lleva en sus espaldas el trabajo de modelar el mensaje del candidato, responder al intenso asedio de los medios (locales e internacionales) y salir al ruedo cuando lo que se reporta no los beneficia. O cuando la competencia ataca, por supuesto, a través de los medios.
Oriundo del estado de Alabama, Gibbs se desempeñó como director de comunicaciones de la campaña senatorial de Obama en 2004 y asumió un trabajo similar en la carrera presidencial. Por más de un año, ha viajado con el candidato, tratando de mantener a su jefe al día con los medios de comunicación.
Los periodistas y analistas norteamericanos aseguran que si Obama gana las elecciones, Gibbs podría convertirse en la persona detrás del podio de la sala de prensa de la Casa Blanca… trabajo complicado si los hay.
Mañana, veremos el otro lado de la historia: El beneficio que la imagen de la gobernadora de Alaska le ha dado al candidato republicano, John McCain.
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